23 de Junio. La Torrota de l’Obac

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La Torrota de l’Obac (Datos y Leyenda) (Sacado de Internet)

En el extremo norte del término de Terrassa alto de un risco cerca del camino que va de l’Obac en Matadepera está la Torrota de l’Obac. Desde su estratégica posición vislumbra Montserrat, los valles de Rellinars y Vacarisses y la hondonada del torrente de la Xoriguera.
Era un lugar de vigilancia estratégico para prevenir las incursiones sarracenas procedentes del otro lado del río Llobregat. Servía para la vigilancia y también para la transmisión óptica con otras torres. La Torrota está en línea recta entre Montserrat, la torre de Vacarisses y Sant Llorenç del Munt.
La torre es una edificación prerrománica del siglo X. Hacia el año 830 se comenzaron a levantar estas torres que sustituían las torres circulares de madera de la primera generación de la forestación a lo largo del río Llobregat.
La Torrota de l’Obac es de planta cuadrada rectangular de unos 3 metros por 4 m. de lado y unos 6 m. de altura. Las paredes hacen unos 80 cm. de espesor. Formada de dos pisos está condroide con piedra arenisca y mortero de cal. En 1987 se llevó a cabo trabajos de consolidación a cargo del Servicio de Parques de la Diputación de Barcelona. El motivo fue que la torre hasta ese momento se estaba deteriorando con peligro de derrumbarse se. Estaba quebrada por su parte oeste y, la fachada de mediodía presentaba un gran boquete de arriba hacia abajo y la presencia de un arco de medio punto de un ventanal que servía de acceso a la torre. A principios de siglo, según fotografías de la época, esta apertura restaba entera. Las primeras excavaciones arqueológicas en la torre se llevaron a cabo en 1911 a cargo de Pau Gorina.
Hay una leyenda popular referente a un tesoro enterrado en la Torrota de l’Obac, que el padre Joan Solà, escolapio, arqueólogo y naturista recogió en un poema en 1924. Antoni Ferrando, estudioso sobre temas de Sant Llorenç del Munt , lo resumió para hacerlo más comprensible, en su libro «Sant Llorenç del Munt y la Serra de l’Obac y también, Jordi Suades y David Sanz en su». Historias y leyendas de Sant Llorenç del Munt y l’Obac «
«Una noche de febrero, bajo un terrible temporal de viento y granizo un militar carlista y su asistente que venían del hostal de la Barata con una mula, cargada con más de tres quintales en monedas de oro. Pasaron por el puerto Estrecho y siguiendo la cresta del Pozo de hielo llegaron a la Torrota. Sin que nadie los viera entraron en un túnel que unía la Torrota de l’Obac con el otro torre de Vacarisses. Allí, poniendo a Dios por testigo, escondieron todo el tesoro que llevaban prometiendo no revelar nunca el secreto. Pero al día siguiente por la mañana, de regreso hacia la Barata, unos soldados escondidos al pie del camino real los pillaron, siendo fusilado inmediatamente el militar de mayor graduación. El asistente fue llevado cerca a Ceuta. Allí encerrado en la celda, le fueron pasando los años hasta que, perdidas las esperanzas y viendo que se le acercaba la muerte, el asistente contó su secreto a un presidiario hijo de Terrassa llamado «la Nariz Ratat», que era un conocido ratero. Cuando acabó su condena y por fin se vio libre «el Nas Ratat» volvió a Cataluña con la idea de conseguir el oro de la Torrota. Una vez llegado a Terrassa, fue a buscar un antiguo amigo suyo que tenía por nombre «el Guixé» para que la ayudara a buscar el tesoro. De esta manera ambos se fueron a la Obac y empezaron a buscar en el lugar que les había indicado el pobre asistente ;: pero desgraciadamente para ellos no consiguieron encontrar nada, hasta que cansados ​​y desilusionados abandonaron la idea del tesoro y se volvieron definitivamente a Terrassa.
Sin embargo, «el Nas Ratat» y «el Guixé» no fueron los únicos buscadores del oro de la Torrota, sino que también otras personas fueron víctimas de la obsesión producida por el fantasmagórico tesoro. Algunos dicen que el tesoro sigue intacto en algún lugar de la Torrota. Y para encontrarlo, hay que ir a tren de amanecer y levantar la trampilla que el Nas Ratat y el Guixé no vieron. Los primero rayos de sol harán brillar entonces todas las monedas de oro que aún allí hay escondidas.
También están los comentarios fantasiosos que dicen que el tesoro fue por fin descubierto y que éste sería el origen de la fortuna de una conocida familia de fabricantes terrasenses. Así fue relatado por el sr. Josep M. Faura y Obac, propietario de la casa del Obac, a Antoni Ferrando, autor del libro «Sant Llorenç del Munt y la Serra de l’Obac»

26 de Enero. La Castellassa de Can Torras

La Castellassa de Can Torras es un gran monolito situado en la vertiente sureste de San LLorenç del Munt, por sobre la carena de l’Illa y els sots de Matalonga y la Carda.
La Castellassa tiene tres picos, conocidos como la Torre (835 m), la Cabreta 830 m) y la Gepa (832 m). Su base tiene unos 90 metros de largo, de noreste a noroeste, y una anchura máxima en el centro de 30 metros.
El nombre de Castellassa proviene de un antiguo topónimo: Castelle Azaña, que ya se utilizó en un documento del año 930. Parece que inicialmente este término fue empleado para designar a la vecina Castellassa del Dalmau. Posteriormente fue utilizado para las dos rocas, añadiendo el nombre de las masías que cada una tiene más cerca. Una, el Dalmau, y la otra, Can Torres.
Pero la Castellassa también ha recibido otros nombres, como El Camello (por su forma) o la Roca del Pastor por una leyenda muy antigua.
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La leyenda
La Castellassa de Can Torres es la protagonista de una de las grandes leyendas de Sant Llorenç del Munt, sobre la Ermita de las Arenas. El año 1645 un pastor, que cuidaba su rebaño al pie del monolito, intentó trepar hasta una de sus cimas una y otra vez hasta que lo consiguió, pero, una vez arriba, se dio cuenta que era mucho más difícil la bajada que la subida. Corría el riesgo de sufrir un accidente mortal. Muy angustiado rogó a la Virgen de las Arenas y le prometió que, si conseguía bajar sano y salvo, le haría llevar una nueva y potente campana.  Según la leyenda, el pastor se quedó dormido y, al despertar, ya estaba en la base de la Castellassa, donde le había dejado la Virgen. Esta leyenda dio a la ermita una gran fama de milagrosa.

Els Minyons de Terrassa y la Castellassa

El passat dissabte 20 de juny, els Minyons de Terrassa vam realitzar un pilar de 4 al cim de la Castellassa de Can Torres, al massís de Sant Llorenç del Munt i la Serra de l’Obac. Aquesta activitat forma part dels actes del 30è aniversari de la colla. La Castellassa de Can Torres és una de les roques monolítiques més impressionants i representatives del massís de Sant Llorenç del Munt. Com si d’un gran castell es tractés, pren el seu topònim del mas de Can Torres, el més proper a dita agulla.
La colla malva va escollir aquesta agulla per la seva espectacularitat de paisatge i per la seva representativitat dintre el massís de Sant Llorenç del Munt. Aquest monòlit rocós, està situat a 788 metres d’altura (50 metres des de la seva base i pel costat nord-est) trobant-se separada de la cinglera, la qual cosa li dóna una visió molt més extensa del seu volum. La seva base és allargassada, d’uns 90 metres de llarg i 30 d’amplada màxima en el seu punt mig.
Per realitzar el pilar, 28 castellers van haver d’escalar un desnivell d’uns 50 metres fins al cim, tots ells equipats adequadament i amb les mesures de seguretat pertinents. Va resultar una feina lenta i delicada degut a les particularitats de l’agulla. Un equip d’escaladors amb experiència es van encarregar d’assegurar el pas de tots els participants, i van col·locar diferents cordes fixes per facilitar-ne l’ascensió. De la mateixa manera, una vegada a la plataforma de roca que fa de cim, es van haver de col·locar un entramat de cordes per formar una reunió que pogués assegurar la posició de totes les persones per formar la pinya.
Prèviament al dia de l’ascensió, s’havia estudiat a l’assaig el sistema per realitzar la col·locació de la pinya i la construcció del pilar de manera que tothom estigués assegurat en tot moment. Es van realitzar dos pilars de 4, un mirant cap al nord i l’altre cap al sud. Totes les persones que van escalar-hi van participar de la pinya, sent-ne la més jove l’enxaneta, amb 7 anys, i el més veterà de 89 anys. El descens es va realitzar sense cap complicació a ressaltar.

https://www.youtube.com/watch?v=OGzLkUBcbwc

30 de Septiembre. Mulhacén

Ese verano que estuvimos en Granada, hicimos una excursión a las cimas de Sierra Nevada, no subimos al pico del Mulhacén, porque ni las niñas ni mi mujer estaban preparadas para ello, pero si nos contaron la leyenda y disfrutamos de los hermosos paisajes de la alta montaña…

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Mulhacén – Una leyenda de amor

De todas las leyendas que vagabundean por las lenguas, mentes y recuerdos de los lugareños de Sierra Nevada, destaca la historia del rey moro Mulay Hasan, padre del mítico Boabdil, el último monarca de Granada, que rindió la ciudad a los Reyes Católicos.
Abū al-Hasan ‘Ali ben Saad (أبو الحسن علي), Emir de Granada, llamado Mulay Hasan o, por los cristianos, Muley Hacén, accedió al trono en agosto de 1464, sucediendo a su padre Sa’d al-Musta’în cuando ya el Reino de Granada vivía fuertes conflictos internos que le impidieron sacar provecho militar de la guerra en Castilla. Con la sultana Aixa tuvo a su hijo Boabdil, que le quitaría el trono en 1482. En ese momento Mulay Hasan huyó de Granada con su hermano el Zagal para combatir a su hijo. En 1485 ya muy debilitado nombró heredero a su hermano, falleciendo ese mismo año en el castillo de Mondújar.
Una leyenda cuenta que Isabel de Solís, una noble castellana de gran belleza, fue apresada en una incursión nazarí y conducida cautiva a las mazmorras de La Alhambra. Allí, El Rey Mulay Hasan se enamoro perdidamente de ella, lo que hizo que descuidara sus asuntos de estado. El árabe convirtió a la joven cristiana al Islam y la declaró su favorita con el nombre de Zoraya, “lucero del alba”, lo que provocó la enemistad de la Sultana Aixa, madre de Boabdil. Se dice que de Isabel tuvo dos hijos Don Fernando de Granada (c. 1460 – Burgos, marzo de 1512), cuarto marido de Mencía de la Vega, sin sucesión, y Don Juan de Granada, que se casó con Beatriz de Sandoval y tuvo descendencia. En cualquier caso, todas estás intrigas palaciegas supusieron la debacle del rey.
El romance no fué admitido por su celosa esposa, que se dedicó a levantar la corte en contra de su marido, dando lugar a una serie de enfrentamientos y dramáticos acontecimientos que terminaron en una sangrienta guerra civil. Cuenta la leyenda que cuando el rey Muley Hacen fué destronado por su hijo Boabdil, se retiró del mundo refugiándose en la alcazaba de Mondújar. Allí, alejado de todos, pasó sus últimos tiempos, con la única compañia de su favorita, Zoraya, y de los hijos que había tenido con ella.
Vivía el viejo rey amargado, siempre encerrado en la torre más alta de la fortaleza, mirando sin descanso las altas y lejanas cumbres de Xolair, que mas tarde se llamaría Sierrra Nevada y escuchando las historias que sobre ella le contaba su amada Zoraya. De este modo, concibió el deseo de ser enterrado en ese lugar, lejos de los hombres, con la única compañía del cielo infinito.
Y así, sintiendo que su fin se aproximaba, pidió que lo sepultaran allí, donde nadie pudiera jamás turbar la paz de su espíritu. Y se dice que Zoraya cumplió su deseo, enterrándolo en lo más alto de la Sierra, entre las nieves eternas, donde sólo reina el silencio.
Desde entonces, el pico más alto de la península ibérica lleva el nombre del rey nazarí que renunció a su reino por amor y son muchas las búsquedas que se han hecho en la montaña para intentar localizar la tumba del monarca y los supuestos tesoros que debía contener, pero nunca ha sido hallada.