1 de Febrero. Coipú (Myocastor coypus)

 

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Aiguamolls de l’Empordà 19/02/2019
Llamada comúnmente coipo, coipú, nutria roedora, quiyá o nutria a secas es un especie de mamifero roedor histricomorfo, propio de Sudamérica, de piel muy apreciada. Forma parte de la lista de las 100 especies invasoras más dañinas de Europa.
Descripción
Es un animal grande y macizo, con una cola larga y esquamosa, de sección redonda, casi desprovista de pelo. Otros rasgos que lo caracterizan son la presencia de membranas interdigitales los pies, unas orejas pequeñas, unas vibrisas largas y unos incisivos potentes de color anaranjado.
El pelaje, muy suave, es gris marrón con tonos amarillentos. Medida: cabeza y cuerpo (38-63 cm) y cola (23-45 cm) y pesa de 6 a 10 kg.
Aunque tiene un cierto aspecto de rata, su tamaño lo hacen imposible de confundir con ningún otro roedor o insectívoro de hábitos anfibios.
Hábitat
Bordes de masas de agua corrientes o estancadas con abundante vegetación en las orillas. De costumbres anfibios, nada y bucea con facilidad, y cuando se asusta puede permanecer muy quieto bajo el agua durante varios minutos. En el suelo, en cambio, no se mueve con tanta agilidad. Vive en colonias o en parejas en unas galerías no muy profundas y poco ramificadas que construye al borde del agua, y es activo sobre todo en el crepúsculo y por la noche, pero también de día.
Reproducción
Se puede reproducir durante todo el año. Las hembras alcanzan la madurez sexual el primer año de vida. Tras 19 semanas de gestación, nacen entre cinco y seis crías cubiertas de pelo. La lactancia dura ocho semanas aunque ya al nacer tienen los incisivos bien desarrollados y al segundo día son capaces de nadar.
Sus depredadores son la principal causa de muerte, junto con la caza y los atropellos. En libertad alcanzan los cuatro años de edad.
Distribución
Tiene poblaciones silvestres autóctonas en ambientes acuáticos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.
Su conservación no está amenazada1​ aunque su expansión artificial por otras zonas del mundo puede suponer una amenaza para los ecosistemas que ocupa. Los coipos escapados de las granjas peleteras se han establecido en diversas localidades de Norteamérica, las Islas Británicas y gran parte de Europa occidental. En la península ibérica, su introducción proviene de escapes y sueltas desde granjas peleteras de Francia y Cataluña desde principios de los años 1970. Actualmente existen poblaciones localizadas en la vertiente atlántica (Valle de Arán en Cataluña; Soba en Cantabria; Ribera del Bidasoa en Guipúzcoa; Baztán, Valcarlos y ejemplares dispersos en la Cuenca del Ebro, en Navarra). También existen algunos núcleos de muy baja densidad en la vertiente mediterránea catalana (Sant Feliu de Buixalleu y Arbúcies, en el Montseny, en Gerona).
La expansión de esta especie invasora se limita a zonas donde no baja mucho la temperatura en invierno.
Debido a su potencial colonizador y constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, esta especie ha sido incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, regulado por el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, estando prohibida en España su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio

23 de Noviembre. Mantis religiosa

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Mantis religiosa

Delta del Llobregat 5/11/2019

En el mundo de los insectos, la mantis religiosa viene a ser uno de los más populares en todo el mundo. Incluso, aparece en la famosa película de Disney y Pixar titulada ‘A bug’s life’.

La mantis religiosa es un insecto de tamaño mediano muy reconocible y conocida por la extraña posición de sus patas delanteras, con las que parece que está rezando.

Hoy en día, no solo se encuentra en estado salvaje sino también como mascota exótica en algunos hogares. Los amantes de los insectos ven en este bello ejemplar, una especie con muchas cualidades estéticas interesantes. A continuación te comentamos más al respecto.

Características de la mantis religiosa

La mantis religiosa es un insecto que mide entre 10 y 12 cm de largo. Cabe destacar que las hembras suelen ser un poco más grandes que los machos. Tiene un tórax alargado y dos largas antenas que le salen de la cabeza.

Resulta muy interesante el hecho de que, sus patas delanteras, que parecen tener siempre en posición de rezo, cuentan con espinas que ayudan a atrapar y retener a las presas.

El color de las mantis religiosa depende del medio en el que haya hecho la última muda de piel. Su color puede variar del verde al pardo, con la finalidad de ayudarle a camuflarse.

Es decir, si muda en una zona con mucha hierba, será verde. Si abunda la paja, será de tonos amarillentos o pardos. Por eso, la mantis se camufla muy bien en su hábitat y es difícil verla.

La mantis religiosa puede medir hasta 10 centímetros.

Una de las características de las mantis y del resto de la especie de mantidae, es que puede mover la cabeza 180º para observar también por encima de su espalda.

Su esperanza de vida es de alrededor de un año, y pasan por 6 mudas para alcanzar el tamaño de adulto. Nacen de huevos que ponen las hembras (cientos en cada puesta), y cuando son jóvenes, tienen el mismo aspecto que una mantis adulta, pero en mucho menor tamaño.

Al contrario de lo que alguna gente cree, la mantis religiosa no es venenosa ni pica. Además, ayuda a controlar las plagas de ciertos insectos en los espacios abiertos. Por lo que podríamos decir que incluso es beneficioso tener mantis en nuestros jardines.

Comportamiento

La mantis es carnívora y una depredadora paciente. Es capaz de aguardar a su presa, a quien espera casi inmóvil y ataca por sorpresa y con rapidez.

Las mantis religiosas se alimentan, sobre todo, de: polillas, moscas, grillos, saltamontes y otros insectos de tamaño pequeño. Aunque hay testimonios que indican que, en caso de oportunidad, las mantis pueden cazar y comer anfibios o reptiles, e incluso pájaros pequeños.

Un estudio afirma que las mantis religiosas cazan pequeños pájaros (como colibríes) más a menudo de lo que pensamos. Además, cazan ayudándose de sus poderosas patas delanteras, que disparan a una velocidad imperceptible para el ojo humano, y con sus espinas atrapan a sus presas.

Pero si hay una característica célebre de este tipo de insectos es la extraña conducta que muestran durante o después del apareamiento, cuando en ocasiones la hembra devora al macho. Suele empezar por la parte superior, la cabeza y continua intentando no dañar las partes del cuerpo implicadas en la reproducción.

Las mantis son insectos solitarios que normalmente viven independientes. Solamente se reúnen para aparearse, y si coinciden dos o más machos, lucharán hasta la muerte. Solo el último vivo podrá aparearse.

Hábitat

La mantis religiosa surgió en Europa y Asia, y el hombre la introdujo artificialmente en Norteamérica. Hoy pueden encontrarse mantis en toda Europa, los dos tercios superiores de Asia, casi toda Norteamérica, y en un par de localizaciones del centro de África y en la parte más al sur de Sudamérica.

La mantis es un insecto de campo y se encuentra en huertas, pastizales o sitios poco humanizados en general. No es un insecto que nos vayamos a encontrar paseando por la ciudad. Si no que le gusta poder camuflarse entre la hierba, las hojas y las ramas de los árboles. Solo así puede esperar a su presas aprovechando el entorno.

A pesar de ser un insecto carnívoro de un tamaño más grande que el habitual (aunque en comparación con el reino de los insectos se considera que es de tamaño mediano), que caza presas de su tamaño o más grandes, como pájaros, las mantis se han puesto de moda como mascotas.